Miembro de REMES

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Autor, miembro de Red Internacional de Escritores

miércoles, 21 de febrero de 2018

"EL TRIUNFO DE ÁGATHA RUIZ DE LA PRADA". Autor: ENRIQUE DE DIEGO




La Cruz de Pedro J Ramírez

Inesperado encuentro con una verdad obligadamente denunciada, este libro traspasa la ligereza moral de las infidelidades y se sumerge en un submundo de rastrero oportunismo con el pretexto del maltrato a la mujer. Una serendipia de Justicia es lo que resulta de El Triunfo de Ágatha Ruiz de la Prada cuyo autor Enrique de Diego ha encontrado un núcleo controversial muy a propósito para desenmascarar una mafia manifiestamente criminal y que ha provocado miles de víctimas inocentes, tras los postulados dictatoriales de lo que arteramente se ha denominado violencia de género. Detrás de esa reivindicación subyace un vasto y repugnante negocio de falsificación jurídica y social que ha lucrado a estafadores sin conciencia. De Diego lo ha denunciado con docta firmeza.

En España no existe profesión más falseada, comprada y mezquinamente chaquetera que la del Periodismo, salvo que no se comulgue con la tergiversación permanente de la información al servicio de pagadores corruptos. Antaño Anson y actualmente Évole, verbigracia, son muestras rastreras de cómo usar con fines degradantes el ejercicio de la palabra pública al servicio de intereses manejados desde la sombra. Son adalides de la farsa que sintomáticamente ha envilecido la sociedad española. Quien no se pliega al sometimiento es perseguido o ignorado. Paradójicamente, los miserables sin honra son respetados por esa vil apariencia de los engaños pagados con el sueldo de la corruptela aceptada y de la que maman tantos parásitos. Así es el periodista español salvo honrosas y meritorias excepciones.

En el caso de rebeldía honorable nos encontramos al escritor Enrique de Diego y una trayectoria periodística que desmonta la hipocresía de la corrección política, en realidad un eufemismo que describe la docilidad ante la injusticia y la podredumbre generalizada que desuela España. No podía ser de otro modo que un periodista independiente denunciara sin ambages, la repulsiva doblez moral que prostituye a la Justicia presuponiendo la culpabilidad del inocente por artificios demagógicos y excluyentes que vulneran los más elementales Derechos Humanos.

Desenmarañar esta trama de malignidad sin escrúpulos es posible describiendo la vida y milagros de Pedro J. Ramírez, quien con ingenua vocación de vividor a contrarreloj parece haberse entregado en brazos de un verdugo con el que no podía contar sin traicionar a su exmujer, dama de España, Ágatha: el verdugo propio de la inconsciencia y el egoísmo en brazos de una mujer arribista, su Cruz,  que queda desenmascarado tras la leída de este libro ya icónico. Repugna cuanto se demuestra en él con pruebas y declaraciones de afectados que delinean en ocasiones los rasgos ¿sociopáticos? de las mujeres denunciadas. La feminidad es mucho más que eso. No por ser mujeres son dignas como tampoco por ser hombre se es culpable sin presunción de inocencia que valga.  Y así debería ser legalmente. A tenor de estas líneas magistrales,  Cruz Sánchez de Lara es un arquetipo de bajeza según sus actos profesionales y personales meticulosamente descritos en esta obra que deja en evidencia la putrefacción con que se manejan algunos togados: al dictado de una maraña de dogmas delictivos, trampeadamente encajados en las arbitrariedades jurídicas de ventajistas sin conciencia.

Resulta de una aparente narración de vicisitudes extramatrimoniales y de traición personal, una excepcional oportunidad para descubrir en esencia la trama delictuosa que la violencia de género ha conformado con manifiesto desprecio a la Justicia, la verdad, la honradez y el decoro que se presuponen en abogados y jueces, cuyos comportamientos son de comunes delincuentes pero justificados tras la patraña del género selectivo.

Esta obra va un paso por delante de la intencionalidad de generar un debate contra una de las más execrables injusticias que generaliza, delirantemente, la posición del hombre y la mujer en la sociedad al margen de su catadura moral o carencia de escrúpulos. Debería concienciar a las víctimas y reunirlas con ánimo reivindicativo en las calles, para cambiar estas aberrantes situaciones que aprovechan oportunistas sin moral para lucrarse de sus perjudicados.

  Una aberración que se demuestra fehacientemente con el Triunfo de Ágatha Ruiz de la Prada frente a la tibieza personal de un Pedro J Ramírez que puede estar cargando, sin saberlo, estulta ingenuidad,  la futurible cruz que su actual mujer ha sido para tantos otros-incluido un torturado hasta la extenuación exmarido que sabe bien de quién se trata-con esas formas de malignidad que se gasta en los juzgados. De qué no será capaz fuera de ellos.

Ignacio Fernández Candela